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lunes, 30 de abril de 2007

Concurso de fotos viaje Portugal 2007

Esta son las mejores fotos del viaje a Portugal que hicimos alumnos y profes del Ribalta.
Hay dos categorías de premios: foto más graciosa y foto más artística. Has de votar una foto para cada categoría. Vota anónimamente, por favor. Además, no vale votarse a sí misma (eh, Vero y Carmen, que os veo).
Gracias por participar.
P.D: El premio está por decidir, pero puede ser algo grande...

viernes, 27 de abril de 2007

Salir corriendo

A veces la vida pasa demasiado lenta y uno tiene la sensación de que poco ocurre y de que nada te basta. Te despiertas una vez más y de la misma manera y compruebas que todo se repite peligrosamente. El monstruo de la rutina se acerca por detrás y te toca el hombro con compasión.
Nada mejor entonces que salir corriendo, que atravesar tu ciudad a un ritmo frenético, que devorar los paisajes a la mayor velocidad posible. En siete minutos y catorce segundos, exactamente. Justo el tiempo que se tarda en volver a empezar, en volver a ganar la batalla, en comprobar que el mundo es nuestro campo de juego y que uno mismo decide cuándo y cómo han de pasar las cosas.

lunes, 23 de abril de 2007

Gentes del mundo: What's up?

Bueno, creo que hay personas en el mundo que lo que más necesitan no es música, sino tal vez un poco de comida, de medicamentos, de democracia, de educación. De todos modos nunca está de más mandar un saludo y una pregunta a todas esas personas interesantes que hay en el planeta, sea cual sea su edad, su raza o su cultura.

¿Qué está pasando, que no todos pueden disfrutar de su derecho a las canciones?

What's going on? Que conteste quien pueda.

viernes, 20 de abril de 2007

Fiebre

Fiebre me despierto a sesenta grados de temperatura pienso en lo que me rodea y en lo que no me faltan todas las palabras del mundo a esta maldita hora en que nada ni nadie está presente cuando más quiero sin embargo es muy tarde para arrepentirme estoy quemando y a punto de explotar me gustaría cogerte sin usar las manos atarte a mi vida y a mi cama para tener siempre esa piel desnuda y limpia sobre la que escribir pero sé de sobra que no será así que ya nunca será así porque tengo fiebre y ya no creo en detenerme sino en repetir y estoy como recién salido del horno y no puedo ni pensar ni escribir ni usar los signos de puntuación que tanto orden pusieron en otro momento de mi vida cuando estaba bien sin fiebre con todo el mundo a mi lado y con las palabras necesarias para hacer que ella se quedara porque entonces tenía voz y sabía qué decir para elogiar sus formas y sólo me hacía falta cerrar los ojos para recordar su cara y dibujar esa felicidad perfecta pero ahora no encuentro los adjetivos ni siquiera para explicarme ni siquiera tengo las letras para escribir su nombre ni siquiera sé de quién estoy hablando porque la fiebre me hace delirar y me hace escribir sin saber para qué ni para quién la fiebre me hace pensar que alguien va a leer esto y que le va a importar y que va a decir pobrecito otra vez con esa maldita escritura automática que tanto le ha hecho sufrir que tantas veces le ha hecho perderse en estos relatos que quieren pero no pueden que tantas veces le ha hecho perder la pista sobre de qué y de quién estará hablando con toda esa fiebre con toda esa manera constante y nocturna y decidida y orgullosa de parecer febril incluso sin tener fiebre

lunes, 16 de abril de 2007

Portugal 2007: banned version

Como bien saben los portugueses, viajar es descubrir. Pero no descubrir nuevos países y nuevos continentes, que al final toda tierra es lo mismo.
Viajar de verdad –y no viajar por viajar- es descubrir personas, conocer nuevos acentos, nuevas expresiones y maneras de mirar, de reirse, de querer.
Viajar es descubrir un nuevo amigo en tu compañero de cuarto o de mesa, o alumnos que no quieren dejar de serlo en el asiento más inesperado del autobús. Viajar es buscarse disimuladamente en las excursiones, o procurar coincidir unos minutos al día para hacer balance, o darse las buenas noches con un gesto impropio de complicidad.
Viajar es descubrir que ciertas personas se repiten en ciertas fotos, o encerrarse en un cuarto al final del día para hablar de lo difícil e inevitable del amor. Viajar es descubrir que te cuidan y te quieren un poquito más cada día tus compañeras de autobús. Y confundir ese autobús con la vida.
Cuando viajas te arrepientes de tu edad y querrías tener veinte años, para tener más tiempo por delante, para poder hacer más viajes, y para estar más cerca de ciertos índigos.

Cuando vas a un viaje como éste, ocurre que no sabes bien a dónde vas. Sin embargo, al volver, sabes exactamente de dónde vienes. Y cuando lo sabes quieres volver. Volver donde sea, pero con ellos. Porque yo no vuelvo de Portugal, yo vuelvo de ellos, de todos ellos. Lo sé porque cierro los ojos y no se me vienen a la cabeza ni paisajes, ni palacios, ni castillos, ni playas, sino ciertas voces y ciertas caras, reflejos a su vez, de ciertas almas.
Moito obrigado, por cierto, por darme de qué acordarme.

Portugal 2007: oficial site

Portugal es un país vecino, con horario inglés, arquitectura ibérica y gente entrañable. Hablan un idioma dulce, parecido al nuestro, aunque por más que lo intentes sólo puedes aprender a decir "obrigado", que es una manera de dar las gracias cuando te dejan el plato en la mesa.
Es todo muy verde y tiene una historia llena de castillos, reyezuelos arrogantes, piratas traficantes que llenan de oro esos castillos y gente trabajadora que los construye, más o menos como en todas partes.
El viaje duró una semanita, el tiempo justo para hacer las 3.000 fotos que hicimos, verlas otras 3.000 veces y volver a casa.
Y al final, cuando vuelves, resulta que has aprendido otra palabra más. Has aprendido a decir "saudade", que quiere decir nostalgia. Porque eso es lo que se siente al intentar dormir. Nostalgia de todo y de todos.


jueves, 5 de abril de 2007

Miedos


El miedo se aprende enseguida, no cuesta nada. Cualquiera está dispuesto a enseñarnos sus miedos, a contagiarnos. El miedo se aprende en la escuela, en casa, con los amigos. Tener miedo es como meterse en el mar en invierno. Es esa sensación de falta de vida, de querer correr y no poder, como tantes veces ocurre en los sueños.
Cada uno de nosotros tiene sus propios miedos, algo ante lo que detenerse, nuestro acelerador particular del pulso. Para nadie la vida es un camino recto y sin obstáculos. A todos nos llega siempre esa curva cerrada ante la que no podemos evitar presagiar el peor accidente.
En cierto sentido, todos permanecemos desnudos, en esa frágil edad de la pubertad, sentados al borde de la cama, sin poder vestirnos, sin saber para qué vestirnos. El miedo y el frío son entonces lo mismo, una gran noche que nos cae encima y nos deja helados y sin poder dormir.
El miedo es la certeza de que el insomnio se pasa a solas. Es la constatación de que hay cosas que no se comparten, de que hay nudos en los lazos con los demás que no se podrán deshacer nunca, ni siquiera llegado el momento de los besos.
Mi miedo eres tú, perderte a ti, tenerte a ti. Quienquiera que seas.
Otro miedo es no saber de qué tenemos miedo. Y otro peor aún es quedarse sin palabras y sin nombres. Por cierto, ¿cuál es el tuyo?