Milton, viajero intratable
De la experiencia ha aprendido a renunciar a la comunicación, al trato, al acuerdo, a esa pérdida de tiempo que los otros llaman diálogo. Porque Milton sabe que la única manera de vivir es seguir, que quedarse es empezar a morirse, y que el único ritmo soportable es el de uno mismo. Seguir y seguir solo. Esa es la única manera digna e intensa de estar vivo. Porque detenerse es siempre una espera, una triste ocasión para que la vista se nuble, para que se pierdan los mapas y el sentido de la orientación. Si te quedas quieto, el suelo se curva bajo tus pies y todo se convierte en hielo donde resbalar.
Para todo destino, pese a todo compañero, seguir es la única respuesta a todas las preguntas de Milton. Seguir y no quedarse a esperar. Nunca quedarse a esperar. Porque en cada parada la vida se acorta insoportablemente, con cada convivir, con cada intercambio sin sentido de palabras, con cada vez que se alcanza el maldito término medio. Nada de eso vale para Milton, viajero hiperbóreo y solitario, que cree en sí mismo y cree honestamente que sólo andando, y andando solo, se deja atrás la flaqueza del querer formar parte.
Canción: (Salitre, de Quique González)