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domingo, 18 de febrero de 2007

Maneras de mirar

Una correcta manera de mirar puede cambiar su vida y usted aún está a tiempo de adquirirla. Puede que usted no lo sepa, pero el número de maneras de mirar es directamente proporcional al número de personas que miran, siendo, por el contrario, inversamente proporcional al número de personas que cierran los ojos o se dan la vuelta. Algo similar pasa con el número de personas que son miradas, que se mantiene directamente proporcional al número de personas que las miran e inversamente proporcional al número de personas que se dan la vuelta o cierran los ojos.
Por tanto cada persona mira a su modo. Sin embargo, los infinitos modos de mirar de las infinitas personas que miran pueden reducirse, sin demasiada pérdida, a cuatro modos básicos e incorrectos de mirar.
Supongamos que tenemos delante el cristal de una ventana, por la que se ve, a lo lejos, un árbol solitario. Estas serían las cuatro miradas posibles:

1) A través del cristal tal y como está, digamos sucio y con gotas de lluvia.
2) Limpiando el cristal de las imperfecciones, manchas y gotas de lluvia.
3) Abriendo la ventana y, sin cristal de por medio, mirar directamente el árbol.
4) No bastándote con las tres anteriores, saliendo de la casa y acercándote al árbol hasta tenerlo delante, sin ninguna distancia de por medio.

Hasta aquí todo parece bastante claro. Uno se siente tentado a pensar que cuanto más alto es el número al que corresponde su manera de mirar, mejor se verá el árbol. Sin embargo esa sería una conclusión tan precipitada como equivocada, pues hay otra mejor manera de mirar las cosas, que usted puede aprender en pocos días.
Para mirar de esta manera, hágase el siguiente ejercicio todas las tardes. Sitúese frente a la ventana, mirando el árbol. Cierre las cortinas. Cierre un poco los ojos, buscando esa niebla tan reconfortante en la que solo se ven sombras y en la que las cosas pierden sus líneas. A continuación póngase de fondo su canción favorita, a ser posible una con estribillo agradable y final feliz. Para terminar rodéese de gente como usted, piense en que le gusta su trabajo y repita mil veces que lo importante es estar bien con uno mismo.
En pocas semanas usted estará mirando el árbol y verá un bosque lleno de diferentes verdes tonificantes. Una vez dominado el ejercicio, y para alcanzar ya la felicidad absoluta, practique mañana y tarde y sustituya el árbol por aquellos que usted llama sus amigos.
Vicente Abril

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Para mi, la felicidad no es más que distorsionar las cosas que me rodean, y hacer que sea todo de la forma que me gustaría ser. No es una forma real de ver la vida, ni de sumergirse en buscar la verdad, porque de las verdades en la mayoria de los casos solo se extraen que tristezas. Así nos encontramos con la pregunta:¿ser feliz o ser real? En mi caso, tras meditar mucho, he descubierto que es mejor ser feliz y distorsionar la realidad, pues es de este modo que lo veo todo verde y sin pensar en la futura tala de árboles que puede sufrir el bosque.
UN SALUDO VICENTE!! vente con más frecuencia al futbol, aunque seamos malos......
Javi Garcia Ausias

Eva dijo...

iei! vuelvo a ser yo. No creas que te libraras tan facilmente de un comentario mio.
Me gusta tu forma de mirar, pero creo que tu forma de ver a tus amigos solo puede mejorarse pasando tiempo con ellos y la felicidad verdadera solo se encuentra así. Aunque no te guste tu trabajo y tu canción favorita tenga un triste final, un solo instante con tus amigos puede hacer que seas feliz durante unos instantes, ya que, a mi forma de ver, no podemos ser completamente felices porque entonces la vida seria perfecta i la perfección no existe.
Nos vemos!

Maria Llidó dijo...

No creo que todo apunte a que no estamos tan adaptados al cambio. La manera de mirar cambia, y puede que delante de esos ojos nos encontremos poco a poco menos completos. La manera de mirar de quien nos mira se ve. La vemos. Los ojos están en continuo movimiento, siempre palpando y explorando y tratando de descubrir un poco más. Siempre hay un poco más, pero por algún motivo esos ojos se paran cuando su movimiento oscila durante un tiempo del mismo modo. Vemos los ojos de quien nos mira posarse en un fondo que a nuestro juicio es irreal. El fondo donde se posan al mirarnos no es el que nosotros creemos guardar. "Por qué se detienen si aun están tan lejos?", preguntaremos un poco alarmados, un poco irritados, molestos, incrédulos, mientras vamos subiendo, deshinchados como globos, del fondo a la superficie, deprisa, más despacio, con menos peso, con calma. Con calma.

Anónimo dijo...

"Me podéis olvidar;porque no quiero mis brazos me los podéis atar.
Me podéis abandonar;porque no necesito mis pies me los podéis cortar.Puedo volar con el viento.
Me podéis dejar solo;mi sangre seguirá su camino hacia el mar.
Me podéis insultar;la lluvia limpiará mis alas...Hay sitio para todos.Mis ojos grises sólo ven una máscara que no existe todavía.Porque hay sitio...hay sitio para todos."

Umeyran

Anónimo dijo...

Vicente, un árbol y un cristal de pormedio... ¿Cuantas veces abré oido ese ejemplo?