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domingo, 16 de diciembre de 2007

Instrucciones para desquererse

Antes de empezar, conviene hacer la advertencia de que no todo el mundo está preparado en todo momento para comenzar la costosa labor de desquererse. Es más que posible que se encuentre usted en uno de esos estados en los que querer a alguien le resulta fácil y cómodo. Quizás es usted de los que piensa que el amor recíproco siempre trae más ventajas que inconvenientes. Bien, si ese es el caso, no se preocupe, siempre puede usted seguir leyendo, consumiendo cultura o preguntando a los amigos por sus experiencias. En cualquier caso, la verdad del desamor le espera a usted a la vuelta de la esquina, en la próxima canción que escuche, en la habitación de los vecinos de enfrente o incluso escondida en la farsa de cada luna de miel.
No se deje engañar y no se desanime: tarde o temprano perderá la fe en el amor, podrá ser tachado de la lista de los mediocres y empezará a ser tenido en cuenta entre los lúcidos.
Si, en cambio, ya es usted de los que disfrutan de ese sano escepticismo y cree, con toda razón, que los pequeños detalles sí que importan y que el amor y la libertad se excluyen mutuamente, está preparado para entender y llevar a la práctica estas sencillas instrucciones que le librarán, en no más de tres semanas, de la persona querida. Empecemos.
En realidad, cuando pierde eficacia ese pequeño resorte amoroso que consiste en besarse, ya se está mucho más cerca del fin de lo que normalmente se supone. Porque no lo dude: llegará un momento en que el cuerpo del otro perderá sus propiedades eléctricas. Es el momento para acabar con la relación. Seguramente, si tiene usted la mala suerte de tener una pareja con fe en el amor, tendrá que oír todo tipo de argumentaciones extrañas, tales como que el sexo no es lo más importante (¡!), o que lo que cuenta es la comunicación y la confianza. Pero no ser deje seducir por los supuestos atractivos del amor a largo plazo.
Para comenzar con el desamor primero hay que estar pendiente de uno mismo más que de la persona a desquerer. Siempre es sano y productivo una buena dosis de egoísmo y amor propio. A tal efecto servirán actitudes groseras e infantiles como mirarse en el espejo con fruición en lugar de mirar al otro y meterse los propios dedos en la boca en el momento del coito, dejando los dedos de la persona no amada en la soledad de sus propias manos.
De lo que se trata es de ir mermando la fantasía del que tenemos al lado. Hay que bajar de las nubes de la monogamia a cualquiera que piense que nuestro deseo sabe renunciar o concentrarse en una persona. Detalles como no decir nunca su nombre o llegar sistemáticamente tarde a las citas son parte de la buena rutina.
En un par de meses tendremos a la persona abatida, por debajo de un nivel aceptable de dignidad. Es posible que comience a llorar por teléfono, a querer abrazarnos por cualquier motivo y a escribir compulsivamente cientos de páginas sobre lo mucho que nos quiere. Es más que fácil que retome el diario de adolescente para contarse a sí misma lo dura que es la vida. En este momento hay que seguir adelante y no humillarnos a nosotros mismos con ninguna clase de arrepentimiento. El sufrimiento es la señal de que hacemos las cosas bien.
Para la ruptura y abandono finales se procederá de la siguiente manera. Se escogerá un día especialmente caluroso. El momento adecuado del día es a las seis de la tarde, hora particularmente sin salida. La cosa ha de ser rápida pero intensa. Conviene no acercarse mucho para no llevarse a casa olores que no queremos. En el recuerdo ha de quedar sólo lo malo de la persona: intereses monogámicos, ataques de celos, errores de pronunciación, etc. La despedida estará llena de ironía y juegos de palabras, pues la entrada en el mundo de la lucidez del soltero siempre ha de ser un tanto humillante para quien se queda fuera.
Finalmente se deja de ver a la persona para siempre, sin concesiones. Los regalos mutuos se mandan por correo y las cartas se queman de un modo definitivo, viendo en el humo de los papeles el conjunto de nuestras debilidades que van quedando atrás de un modo rotundo. A continuación nos sentamos en nuestro sillón de lectura ­–imprescindible uno– y esperamos al día siguiente con el orgullo del daño hecho y la confianza en lo por venir. Esto último es impredecible y cada cual tiene que afrontarlo a su manera, solo, como estará.

6 comentarios:

Eva M dijo...

...

Ya he perdido la cuenta de cuántas veces habré hecho eso

Anónimo dijo...

A veces escribes cosas como ésta y entiendo por qué me gustabas tanto.

Eran las risas, junto con las tangentes.

Lo.

Anónimo dijo...

sinceramente, no es tan facil desquerer a alguien. cuando crees k lo as conseguido te sientes feliz, xo cuando vuelves a coincidir con esa persona vuelves a ponerte nerviosa al escuchar una palabra suya y piensas k no es nada, pero los dias siguientes no dejas de pensar en el... lo peor es cuando descubres que a rehecho su vida con otra persona. en ese momento te vuelves a plantear olvidarlo definitivamente para siempre, pero en ese momento la persona a la que kieres olvidar te dice k siente algo por ti y tras unos reproches del pasado y unos cuantos enfados, volveis a quedar: solo en plan amigos.
pero la situacion se vuelve incomoda para los dos, y sin que nada ni nadie lo pueda evitar sucede lo inevitable: un beso apasionado junta los dos sentimientos. eso no puede volver a ocurrir... ai que evitar cruzar miradas que desvelen lo que ambos sentis. pero la atraccion es tan fuerte que el descontrol os lleva a volver a quedar.
cuando volveis a quedar la pasion se apodera del lugar y de los dos amantes.
ya no sabes que hacer: en tan solo unas semanas a vuelto a tu vida de golpe, se a yevado tu razon y tu voluntad, pero es algo incontrolable que no sabes donde va a desembocar.
solo te queda ser realista: debes olvidarte de el, seguis caminos diferentes, el acompañado y tu no, sois diferentes aunque eso es realmente lo que te gusta de el.
siempre sera alguien en tu vida pero por aora solo te quedan los recuerdos de los momentos vividos.



cintia

Anónimo dijo...

Vaya! Que sorpresa! Pero, ¿como haces ésto? Te leo y no sé de que lado estás: del que deja o del que es dejado. ¿Y puede que estes del lado de los dos? No! Creo que no. Creo que eliges al bando al que perteneces. Pero la compasión por los dos está ahí, mezclada con la ironía y una cierta dosis de mala leche. O, bueno, quizás, de amargura, que viene a ser lo mismo. ¿En que lado estás? ¿ En que lado te ha puesto la vida?. En que lado te has puesto tú? ¿ En en los dos lados? Es curioso! Te leo y sé que yo estoy, al mismo tiempo, con los que dejan y con los que son dejados. Con la misma mala leche y la misma compasión. Pero, ¿como haces ésto?

Anónimo dijo...

Sigues siendo el mismo de siempre. Las personas no cambiamos, jamás, por mucho que lo intentemos... o no.

Anónimo dijo...

la teoría es buena pero la practica te mata.