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viernes, 27 de abril de 2007

Salir corriendo

A veces la vida pasa demasiado lenta y uno tiene la sensación de que poco ocurre y de que nada te basta. Te despiertas una vez más y de la misma manera y compruebas que todo se repite peligrosamente. El monstruo de la rutina se acerca por detrás y te toca el hombro con compasión.
Nada mejor entonces que salir corriendo, que atravesar tu ciudad a un ritmo frenético, que devorar los paisajes a la mayor velocidad posible. En siete minutos y catorce segundos, exactamente. Justo el tiempo que se tarda en volver a empezar, en volver a ganar la batalla, en comprobar que el mundo es nuestro campo de juego y que uno mismo decide cuándo y cómo han de pasar las cosas.

6 comentarios:

Maria Llidó dijo...

Basta una sola pregunta para incitar a alguien a salir corriendo, por ejemplo, preguntar por las ilusiones a medio, corto o largo plazo. Basta solamente preguntarlo para que las ilusiones se esfumen hasta convertirse en un velo tan fino que a penas se deja ver, porque ninguna de estas pequeñas o grandes ilusiones parece ya tan sólida, ninguna explicación las favorece, ninguna palabra les sienta bien. Pero el velo está, puede que sin muchas explicaciones, y sobre él seguimos tejiendo y destejiendo ilusiones, sueños, aire, más aire cuanto menos tangible sea la rutina. Preguntarse por las ilusiones es un ejercicio muy recomendable para sacudirles el peso, toda esa masa que va solidificando sobre el velo que queremos tejer. Para salir corriendo.

Eva dijo...

Salir corriendo no es la solución pero nos permite sentir la libertad durante unos instantes. Sentir el viento en la cara, poder elegir girar a derecha o izquierda, e incluso dejarte guiar ppor los semáforos en verde, es una forma de sentir que eres libre, que ninguna rutina rige tu comportamiento...
Pero cada vez que nos agobiamos, tuviesemos que correr, ni en Estados Unidos habría problemas de obesidad, ni yo estaria escribiendo esto.
Nos vemos!

Elena D.C.A. dijo...

Salir corriendo es la solución perfecta, ya no vale esconderse ingenuamente bajo las sábanas creyendo que así el monstruo del armario no nos comerá, tenemos que tomar un papel activo en la escena y salir corriendo es una de las mejores alternativas. Corremos y corremos liberando toda esa energía acumulada, todos esos nervios y esos miedos que nos produce la idea de un posible monstruo de la rutina. Y digo que salir corriendo es una buena opción porque como en tu video, así te das cuenta de que hay muchísimas calles, rincones, plazas, parques y en definitiva lugares por los que has pasado pero que por huir de ese posible monstruo, por el miedo que le tienes, no te has detenido lo suficientemente a observarlos, a ver los más nimios detalles o cambios que sufren cada día. Al correr por ellos de esa manera tan efusiva acabas (como al ver el vídeo) un poco mareado pero con una sensación eufórica porque te has dado cuenta de que ¡ese monstruo no existe!. Y el sosiego que te invade es fabuloso, ya le has ganado la carrera a esa idea de rutina.
Lo malo es si cuando sales corriendo no te das cuenta de que ese monstruo o ese fantasma era un ilusorio espectro, una simple alucinación de tu mente y sigues corriendo, corriendo y corriendo sin parar, sin volver a tu portal, y corres y corres y corres, con miedo, cobarde e incapaz de detenerte sin querer plantarle nunca la cara a esa idea ficticia o a ese monstruo imaginado. ¡Ay, pobre del que siempre corre! ¡acabará agotado!.

Anónimo dijo...

La sensación que da el video de que no miras en los cruces produce una sensacion bastante angustiosa, lo sabías?

Anónimo dijo...

Eres un anonimo muy poco anonimo lo sabes,no? Eres consciente de ello? De acuerdo, sólo quería aclararlo.


Merci beaucoup mon cher prof

P.D Quand ferons-nous un dîner de voyageurs? ... para los amigos: ¿Para cuando la cena de portugal? Cena, comida, desayuno.. a vuestra eleccion.

Daniel Ruiz (ausias) dijo...

xdxdxd Me ha gustado^^ a ver si subes el corto que hicimos juntos^^