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jueves, 4 de enero de 2007

Los gemelos Jenkins


Es sabido que con cada par de gemelos la naturaleza reedita un capítulo más de maldad sin límites. Las inevitables ganas de ser únicos de los que nacen gemelos les hace convertirse en corredores de una carrera demencial que siempre termina en golpes, envenenamientos, robos y trastornos mentales.
Conocer a gemelos equivale a cien años de mala suerte, a desdicha inacabable, lo peor que le puede pasar a uno. Un gemelo típico se obstina en la maldad como cualquier niño se obstina en crecer. Cada gemelo es algo así como medio demonio alzado sobre sus patas de atrás, envuelto en babas y armado con los cuchillos más sucios de la envidia y la codicia.
Sin embargo, en el caso de los Jenkins, esta maldad innata que decimos de todo gemelo, se da combinada con un talento infinito para la seducción, lo cual hace de ellos unos seres irrepetibles y entrañables. Su historia merece contarse desde el principio.
Como cualquier alimaña que se escapa de su jaula, el nacimiento de los gemelos Jenkins estuvo marcado por el principio de la locura de sus padres. Estos han descrito la infancia de los gemelos como una caída al vacío, como un río helado que se desborda, como cien volcanes a la vez, como una persecución al límite de velocidad, como una noche con dolor de estómago que no termina nunca.
A pesar de ello, los gemelos Jenkins disfrutan de gran popularidad, no faltándoles cartas de afecto y amor de cualquiera que les conoce. Veamos por qué.
De costumbres nocturnas, los Jenkins abandonan su cuarto-madriguera al atardecer, momento en que las víctimas están más desprevenidas. Los gemelos Jenkins son tan sutiles en sus movimientos que pueden dejar embarazadas a varias mujeres en la misma noche, creyendo además éstas pobres que no han pasado de los besos en su contacto con el Jenkins.
Con amplios conocimientos en literatura y filosofía, los gemelos Jenkins manejan las palabras con la misma precisión con la que dan los besos. Saben tejer redes irrompibles entre ellos y sus presas, redes de ideas y de olores, de recuerdos y de ilusiones, en las cuales cree la víctima haber curado de su protervia al maldito Jenkins. Pero nadie mejor que un gemelo Jenkins para sacar partido de esta ambición tan femenina de curar al hombre, de domesticarlo para siempre.
Porque un gemelo Jenkins sabe que la maldad y la lucidez son la envidia de todos los demás, de todos esos pobres mediocres que se conforman con gustar, con ser buenos, y que no tienen la suerte de ser un Jenkins. Siempre se les odiará, se hablará mal de ellos, pero en el fondo siempre se pensará en ellos, se aspirará a ellos. Porque sí, porque son malos, y porque esa es nuestra verdadera vocación. Y es que a los gemelos Jenkins se les quiere no por lo que hacen, sino por lo que son.


Vicente Abril

8 comentarios:

Anónimo dijo...

¿ Ha mirado usted debajo del arbol?,...
Creo que el coronel Glautus le ha dejado algo

Anónimo dijo...

Dios mío!! Qué bueno!! Sólo espero que lo de los 100 años de mala suerte no sea cierto... De momento la cosa va bien, pero ya veremos... Un be.

Anónimo dijo...

Aquien se le ocurre buscar Vicente Abril en el google a la 1 de la noxe. A mi por supuesto.
Cuanto tiempo, ya han pasado 2 años, pufff... Esta muy bien esta nueva página, por lo que veo la anterior murio.
Siempre esta bien ver caras concidas por la red sobre todo cuando pasas algun rato en ella (es lo que tiene estudiar informatica) y mejor esta que esas caras te recuerden que no siempre 2+2 es igual a 4. Me gusta la filosofia, me gusta Nietzsche(En un apartado rincon del universo...) y me gusta que me ayudaras a conocerlo (aunque sabes que aquel 6 no fue justo para nada).
Te prometo que a partir de ahora sere un visitante asiduo.

Se despide Juan Cortes, un ex-alumno ;).

PD. Enrollate y recomienda algo de Nitzsche que no se Zaratustra
PD2. Si ves a Pilar dale recuerdos
PD3. Si me gustan las posdatas

Maria Llidó dijo...

Tengo algun amigo que pronunció el siguiente nombre: Clarice Lispector. Inmediatamente busqué y en contré el diálogo que sigue, creo que pertenece al libro "La hora de la estrella" (no encuentro las cursivas...):
"
Él: -Pues sí.
Ella: -¿Pues sí, qué?
Él: -¡Yo dije pues sí!
Ella: -¿Pero "pues sí" qué?
Él: -Mejor cambiemos de conversación, porque tú no me entiendes.
Ella: -¿Entender qué?
Él -¡Virgen santa! ¡Macabea, vamos a cambiar de tema ahora mismo!
Ella: -¿Y de qué hablamos?
Él : -De ti, por ejemplo.
Ella: -¡¿De mí?!
Él: -¿Por qué tanto susto? ¿Tú no eres gente? La gente habla de la gente.
Ella: Disculpa, pero no me parece que yo sea muy gente.
Él: -¡Pero si todo el mundo es gente, Dios mío!
Ella: -Yo no me he habituado.
Él: - ¿No te has habituado a qué?
Ella: -Ah, no sé explicarme.
Él: - ¿Entonces?
Ella: -¿Entonces qué?
Él : -Oye, yo me largo, porque tú eres imposible.
Ella: -Es que sólo sé ser imposible, no sé otra cosa. ¿Qué puedo hacer para lograr ser posible?
Él: - ¡Deja de hablar, que sólo dices estupideces! Di lo que quieras.
(...)"
Clarice Lispector

Tres hurras por los amigos que pronuncian nombres.

Anónimo dijo...

excelente relato, tus dotes novelescas impresionan. Ya te mandaré uno de mis relatos surrealistas sobre pulgas cerrajeras o cefalópodos funcionarios...

Inma dijo...

soy yo... he vuelto...

¿ya estabas asustado e?¿una entrada nueva y Inma no entra en acción?¿la habrán secuestrada Baltasar y compañia por las necedades que difunde por la red sobre ellos?no...¡para desgracia de muchos sigo aquí!

me gustaría responder escuetamente a tu comentario en mi blog, ahí va: "¿será que los demás son muy tontos?" sería bastante arrogante por mi parte pensar esto, y tampoco creo que sea la respuesta adecuada.. pero basta intentar entablar alguna conversacion mas alla del que tal con alguien de 15 años para darte cuenta que la inteligencia ha cogido la baja por depresion. Y no estoy hablando de esa inteligencia que te permite resolver ecuaciones matematicas o problemas de fisica (que muy probablemente este ligada a la otra); hablo de la inteligencia que te obliga a enrabiarte con el mundo, la inteligencia que te tira de los pelos cada vez que oyes a un politico dar el discursito por la tele, la inteligencia que te lleva a coger un libro para que su amiga la curiosidad aprenda a saciarse, esa inteligencia que nos hace personas y no simples muñecos movidos por la sociedad...

sí, has acertado, hoy estoy de muy mala leche; mejor dicho: es la gente la que me pone así.

por cierto, mil gracias por poner mi blog en tu lista!

www.potserquisap.blogspot.com

Anónimo dijo...

Despues de leer a los gemelos jenkins, puedo demostrarte que no todos afortunadamente son tan malos. Tu profesora de canto, que soy yo, es melliza y a pesar de tener una hermana practicamente igual para nada he desarrollado ni la envidia ni el odio ni la maldad, si acaso me porto mal es con mis alumnos.
Un saludo
Carmen

Eva dijo...

hola!! Como es rutina, he leido todos los comentarios antes de escribir el mio. Uno de ellos me ha llamado seriamente la atención (más que el de Inma), es tan solo una pequeña duda existencial: ¿tu cantas? No es que dude de tus dotes como cantante pero... no se... no te veo cantando.
Respecto a tu entrada en mi blog, creo que es necesario plantear ese tipo de cosas porque, hoy en dia, la gente elige entre ser idiota o imbécil en vez de negarse a ser encasillado como cualquiera de los dos tipos. Esto nos sugiere dos cosas:
1ª. La gente no se entera de nada si no dices las cosas claras y como a ellos les gusta.
2ª. Aunque la gente idiota/imbécil leyera mi entrada no se sentiria aludida debido a que son idiotas/imbeciles.
Me parece que ya me he montado bastante paranoia yo sola. Nos vemos en clase. Dw!